Horaldo Rojas, un pastor de San Bernardo (zona donde vivió). El era de apariencia atrayente y muy buen mozo, para las mujeres; se dejó barba, no producida, para nada, más bien desaliñada, aunque siempre andaba muy limpiecito...

De situación acomodada, puso un comedor el q siempre estaba lleno de borrachitos e indigentes...

En una madrugada sorprendió a unos ladrones en su casa, estos habían sustraído muchas cosas, el pastor les pasó cosas de valor q el tenía guardadas, una cuchillería de plata y más, al grado q los delincuentes marcharon con las manos llenas... días después llegaron a la iglesia llorando arrepentidos y aceptaron al SEÑOR en sus corazones...

Un dia en una feria libre, (lugar de muchos puestos donde se vende verdura frutas y más) Horaldo se encontraba en una vereda, sentado en la calle conversando con los borrachos, un hombre burlón y cruel hizo una apuesta; q al viejo ridículo le cortaría un pedazo de barba...

corrió con unas tijeras y jalándolo de la barba, en forma muy humillante, se la cortó, corriendo y mofandose, levantando su trofeo, sin darse cuenta, pasa una camioneta a gran velocidad y lo atropella, muriendo instantáneamente. Horaldo solo atinó a llorar por el pobre desgraciado...

Son muchos los testimonios de este varón, me alargaría demasiado, cuando el murió, su comuna fue conmovida, el fue amado por moros y cristianos al grado q le llamaban el santo de San Bernardo...

Quedó marcado en mi, una vez q fuimos unos jóvenes a verle, a pedir su consejo. Los ancianos de nuestra congregación, nos quitaron el permiso para orar (q no daría yo, porque los jóvenes, vinieran y pidieran permiso para orar en el templo!!).

El pastor estaba en su comedor, rodeado de gente despreciada por la sociedad, le expusimos nuestra triste historia, nos oyó atento, no respondió, solo levantó su plato de arroz y compartiéndolo, nos dio a comer una cucharada a cada uno en la boca, con eso nos dijo muchas cosas, cosas q con el paso del tiempo comprendimos...