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Que arda más el fuego

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Enviado el 27-jul-2011 a las 11:28 por walter971

Solo son dos palabras pero que deberían ser parte de todo avivamiento.

Mientras huían unos se animaron a hablar y lo que ocurrió fue tal, que... Hch 11:22-23 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. (23) Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.

Son solo dos palabras, gracia y permanencia, pero ambas son parte, o deberían serlo, de todo avivamiento.

1) GRACIA
Algo estaba ocurriendo en Antioquía, algo que llamó la atención del mundo cristiano de entonces, Hch 11:20-21 Sin embargo, había entre ellos algunas personas de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas nuevas acerca del Señor Jesús. (21) El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor.

Dice el texto: "poder del Señor...gran número...conversión", no aparece literalmente el término "avivamiento" pero creo que no cabe duda que eso es lo que estaba ocurriendo. Y cuando Bernabé llega dice que: "...vio la gracia de Dios,". Es decir, el avivamiento no fue sino fruto de la manifestación soberana de la gracia de Dios, independientemente de las capacidades o habilidades de aquellos que se animaron a hablar acerca de Jesús.

En otras palabras, el único quien puede reclamar autoría en un avivamiento es Dios, y si queremos ser parte de uno, lo mejor que podemos hacer es coordinar nuestros tiempos y caminos, con los de Él.

2) PERMANENCIA
Cuando Bernabé llegó a Antioquía su mensaje fue uno solo, ¡perseveren! Hch 11:23 Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor,

Una de las cosas que podemos decir sobre estos tiempos es que no duran para siempre. Y no estar preparados para retener los "frutos", no estar preparados para llevar cuanto antes a los individuos a la consolidación de su fe, nos dejará con un lindo recuerdo pero con los templos tan vacíos como al principio.

Desde el mismo comienzo del avivamiento debemos esforzarnos por llevar a los nuevos creyentes a un nivel superior de fe, no es algo que podemos postergar para más adelante, es algo que tiene que ser hecho y con urgencia.

CONCLUSIÓN
Hace unos años viví una situación de estas. A cincuenta kilómetros de donde estaba pastoreando, la gracia de Dios se manifestó de una forma muy especial. No fue fruto de la capacidad de alguno, o de una estrategia en particular, solo la influencia soberana de Dios sobre un pueblo de tres mil habitantes. Muchos se convirtieron, milagros de sanidad sucedían, y el templo se llenó al punto de que la gente escuchaba desde la calle. Pero el tiempo pasó y no fue mucho lo que se hizo para consolidar lo que estaba ocurriendo.

Hoy creo que las "aguas" volvieron a estar como antes, pero no tengo la menor duda de que aquello fue una hermosa manifestación soberana de la gracia de Dios.

¿Cuál es el punto? El punto es que hay cosas que no podemos controlar, y que lo mejor que podemos hacer es ser sensibles a la dirección del Espíritu Santo para estar en el lugar correcto en el momento correcto. Pero lo que si podemos hacer, una vez encendida la llama de este tipo de avivamiento, espontáneo e inesperado, es preocuparnos porque, una vez vuelta la normalidad, podamos retener el mayor número de convertidos a la fe.
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