PARA EXPRESAR IDEAS, SENTIMIENTOS... Y ALGÚN QUE OTRO DESEO.
De mi dualidad.
Enviado el 03-Jun-2021 a las 17:47 por Quim
El jueves me robaron el móvil. la suerte. Me ha tocado. Que le vamos a hacer...
Enseguida pensé: tengo que ir a bloquear ese movil, no sea que al tipo le dé por llamar a Singapur, o hacer alguna trastada con mi número...
Me monte en el coche y me fui a la tienda de los móviles.
Durante el trayecto me puse a bendecir al ladrón en voz alta y, ya puestos, pensé que tal vez viendo alguno de los devocionales que tengo en la memoria del teléfono, o que tenía, más bien, el Señor tocara su corazón.
Que espiritual, ¿verdad?
Bueno, la realidad es que durante el trayecto miré por el retrovisor y vi la cara de tonto que se me había quedado. Empecé a digerir un poco el asunto, la cantidad de documentos e información que tenía guardada en la memoria del telefono y me entró una cosa... La deportividad salió por la ventana. Lo que me entró lo definiría como... Estrangularlo. Agarrarlo fuerte del cuello y apretar. Apretar mucho.
Ahí, en el coche, estaban dos Quim. Uno que quería cometer un "ladroncídio" y otro que sabía Romanos 12:21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Es normal sentirse agraviado, ofendido o engañado. La cuestión es qué hacer con esos sentimientos, sentimientos que vienen a hacernos mal. En esos momentos de dualidad, donde la carne y el espíritu luchan para conseguir el control, se ve quienes somos realmente.
Doy gracias a Dios porque, aun y pasando momentáneamente por un acaloramiento de mi yo natural, soy capaz de hacer valer mi posición, pasar por alto la ofensa y pronunciar palabras de bien, que eso es bendecir. Así venzo en mi interior al mal, con el bien que pronuncio.
Y también le doy gracias porque seguro que a vosotros os pasa lo mismo.
Me despido con un consejo: vigilad el móvil.
Enseguida pensé: tengo que ir a bloquear ese movil, no sea que al tipo le dé por llamar a Singapur, o hacer alguna trastada con mi número...
Me monte en el coche y me fui a la tienda de los móviles.
Durante el trayecto me puse a bendecir al ladrón en voz alta y, ya puestos, pensé que tal vez viendo alguno de los devocionales que tengo en la memoria del teléfono, o que tenía, más bien, el Señor tocara su corazón.
Que espiritual, ¿verdad?
Bueno, la realidad es que durante el trayecto miré por el retrovisor y vi la cara de tonto que se me había quedado. Empecé a digerir un poco el asunto, la cantidad de documentos e información que tenía guardada en la memoria del telefono y me entró una cosa... La deportividad salió por la ventana. Lo que me entró lo definiría como... Estrangularlo. Agarrarlo fuerte del cuello y apretar. Apretar mucho.
Ahí, en el coche, estaban dos Quim. Uno que quería cometer un "ladroncídio" y otro que sabía Romanos 12:21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Es normal sentirse agraviado, ofendido o engañado. La cuestión es qué hacer con esos sentimientos, sentimientos que vienen a hacernos mal. En esos momentos de dualidad, donde la carne y el espíritu luchan para conseguir el control, se ve quienes somos realmente.
Doy gracias a Dios porque, aun y pasando momentáneamente por un acaloramiento de mi yo natural, soy capaz de hacer valer mi posición, pasar por alto la ofensa y pronunciar palabras de bien, que eso es bendecir. Así venzo en mi interior al mal, con el bien que pronuncio.
Y también le doy gracias porque seguro que a vosotros os pasa lo mismo.
Me despido con un consejo: vigilad el móvil.
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