PARA EXPRESAR IDEAS, SENTIMIENTOS... Y ALGÚN QUE OTRO DESEO.
Como un niño.
Enviado el 09-Jul-2017 a las 14:13 por Quim
¿Que quieres que te diga?
Ya, ya sé que tengo una edad y que se espera de mí que me comporte como un adulto pero... ¿sabes?, en el fondo, en lo más recóndito de mi corazón, allí donde nadie en este mundo puede llegar, soy un niño.
Y hay ocasiones en las que ese niño se pone a llorar, porque no comprende muchas de las cosas que se dan por sabidas, muchas de las cosas que se dan por normales. Cosas de los mayores, que no siempre están bien.
Entonces ocurre...
Empieza por una sensación cálida, de absoluta paz. Inmediatamente aparece Él y en ese momento todo deja de importar. El lloro se convierte en alegría y siguen habiendo lágrimas, pero de puro gozo.
Él sonríe a su vez y abraza a ese niño, juega con su pelo, le susurra dulces palabras al oído...
Aunque, a veces, se miran a los ojos durante largo rato y dejan que sea el silencio el que transmita aquello para lo cual no existen palabras.
Una vez se sintió tan dichoso de poder compartir tan intensamente que su proverbial generosidad se inflamó y me dijo: - ¿Que quieres pedirme que yo te dé? Lo que me pidas será tuyo.
¡El todopoderoso diciéndome que me dará aquello que yo le pida! ¡Sea lo que sea! Necesitaba tiempo para meditar acerca de lo que sería más adecuado para mí. Debía pensarlo muy bien, ya que solo podía pedir una cosa. Es el dueño del oro y de la plata. Toda la Tierra es suya. Además, no tiene enemigos. Según lo que pidiese podría tener el mundo a mis pies, no preocuparme de nada nunca más. Si, tenía que afinar.
Mientras me encontraba así, dudando entre si pedir ésto o aquello el niño, adelantándose, pidió el don: -Padre -dijo- pido que, sea donde sea que la vida me lleve, pueda ir siempre de tu mano.
Entonces me di cuenta de que mi yo adulto había tomado el control, cegado por el brillo del amplio abanico de posibilidades que la propuesta ofrecía y que el niño, pensando como tal, había pedido lo más valioso.
¿Comprendes ahora por qué, a veces, me gusta comportarme como un niño?
Ya, ya sé que tengo una edad y que se espera de mí que me comporte como un adulto pero... ¿sabes?, en el fondo, en lo más recóndito de mi corazón, allí donde nadie en este mundo puede llegar, soy un niño.
Y hay ocasiones en las que ese niño se pone a llorar, porque no comprende muchas de las cosas que se dan por sabidas, muchas de las cosas que se dan por normales. Cosas de los mayores, que no siempre están bien.
Entonces ocurre...
Empieza por una sensación cálida, de absoluta paz. Inmediatamente aparece Él y en ese momento todo deja de importar. El lloro se convierte en alegría y siguen habiendo lágrimas, pero de puro gozo.
Él sonríe a su vez y abraza a ese niño, juega con su pelo, le susurra dulces palabras al oído...
Aunque, a veces, se miran a los ojos durante largo rato y dejan que sea el silencio el que transmita aquello para lo cual no existen palabras.
Una vez se sintió tan dichoso de poder compartir tan intensamente que su proverbial generosidad se inflamó y me dijo: - ¿Que quieres pedirme que yo te dé? Lo que me pidas será tuyo.
¡El todopoderoso diciéndome que me dará aquello que yo le pida! ¡Sea lo que sea! Necesitaba tiempo para meditar acerca de lo que sería más adecuado para mí. Debía pensarlo muy bien, ya que solo podía pedir una cosa. Es el dueño del oro y de la plata. Toda la Tierra es suya. Además, no tiene enemigos. Según lo que pidiese podría tener el mundo a mis pies, no preocuparme de nada nunca más. Si, tenía que afinar.
Mientras me encontraba así, dudando entre si pedir ésto o aquello el niño, adelantándose, pidió el don: -Padre -dijo- pido que, sea donde sea que la vida me lleve, pueda ir siempre de tu mano.
Entonces me di cuenta de que mi yo adulto había tomado el control, cegado por el brillo del amplio abanico de posibilidades que la propuesta ofrecía y que el niño, pensando como tal, había pedido lo más valioso.
¿Comprendes ahora por qué, a veces, me gusta comportarme como un niño?
Total de comentarios 2
Comentarios
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Los niños confían plenamente en sus padres. Se entregan completamente a ellos, ponen sus vidas en sus manos, intuyendo su fragilidad e indefensión.
Esa debe ser nuestra actitud con nuestro Padre Celestial; plena confianza, total dependencia y, como bien dices, asirnos a su mano y no soltarla nunca. Bendiciones.Enviado el 10-Aug-2017 a las 07:19 por FranciscoJ ¡Visita su Blog! -
Así es, mi hermano. Un abrazo.
Enviado el 10-Aug-2017 a las 07:28 por Quim ¡Visita su Blog!