PARA EXPRESAR IDEAS, SENTIMIENTOS... Y ALGÚN QUE OTRO DESEO.
Enfadarse con Dios
Enviado el 27-Nov-2018 a las 09:22 por Quim
El otro día tuve un problema con alguien del trabajo. Me molestó tanto, pero tanto, que hace tres días que no hablo ni con mi mujer ni con mis hijas. Cuando me preguntan que qué me pasa, hago caso omiso, no me doy por enterado y sigo a mis cosas. Vivimos en la misma casa pero hago como si no existieran. Trato de evitar cualquier tipo de contacto. Es que lo que me hicieron en el trabajo me dolió mucho.
¿Ridículo? Teniendo en cuenta que ni mi mujer, ni mis hijas tienen nada que ver con el asunto y que, además, el hecho de explicarle mis problemas a alguien que me quiere es el primer paso para superarlos, hace que mi actitud en este ejemplo imaginario sea sumamente ridícula, sí. Absurda, incluso.
Pero no más ridícula que la actitud que lleva a separarse de Dios cuando nos hieren. A no querer saber nada. No orar, no leer, no congregarse. Encerrarse en uno mismo para lamerse las heridas. Esto, que tantas y tantas veces pasa, es todavía más ridículo si cabe. Todavía más absurdo.
¿Ridículo? Teniendo en cuenta que ni mi mujer, ni mis hijas tienen nada que ver con el asunto y que, además, el hecho de explicarle mis problemas a alguien que me quiere es el primer paso para superarlos, hace que mi actitud en este ejemplo imaginario sea sumamente ridícula, sí. Absurda, incluso.
Pero no más ridícula que la actitud que lleva a separarse de Dios cuando nos hieren. A no querer saber nada. No orar, no leer, no congregarse. Encerrarse en uno mismo para lamerse las heridas. Esto, que tantas y tantas veces pasa, es todavía más ridículo si cabe. Todavía más absurdo.
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